lunes, 11 de abril de 2011

De transhumanismo, tecno-perversiones y otras cosas



Quizá hay pocas cosas tan interesantes en el inconsciente colectivo actual como la idea de la 'Humanidad 2.0', la noción de que el género humano trascenderá a sí mismo al fusionarse con su tecnología. Este término tiene embebido en su misma escritura el fetiche de expansión tecnológica de nuestra sociedad; esa constante obsesión por actualizar. A menudo se habla de que vivimos en una era de obsolescencia planeada, pero esto es sólo a mitad del hecho, también es una realidad que nuestra época se mide en transcendencias artificialmente programadas. Sólo era cuestión de un poco de jaloneo ocioso antes de dormir para que el tecno-narciso aplicara la misma noción que envuelve a sus objetos a él mismo. También existen los términos transhumano y singlaridad (la referencia al evento conciso que marca el cambio de naturaleza) pero en esencia se trata de la misma cosa empaquetada en distintas maneras.

Entre quienes realmente creen en este fenómeno hay tendencias tanto utopistas como apocalípticas. Y a lo que mí respecta ambas partes se la están pirando. Lo que pretendo aquí, no es elucubrar sobre la eventual fusión entre el humano y su tecnología. El humano, por naturaleza, está fusionado a su tecnología; desde que agarró una piedra para partirle su madre a otro animal o, posiblemente, a otro humano y cada vez que se sube a un auto, aprieta un botón o jala una palanca. Lo que quiero hacer, más bien, es ahondar en la psicología del perverso tecnológico, darle una mirada crítica a su paraíso digital y ver que nos dice del estado actual de las cosas. Dicho de otra manera, lo que me preocupa aquí es la índole de la relación humano máquina; específicamente de los fenómenos de dominación social que ocurren en dicha interfase.

Quiero notar que este ejercicio en sí no es ocioso. Ya Marx estableció que el ser humano está determinado por su relación con los medios de producción. De esta manera, la revolución industrial es la irónica madre del marxismo y los movimientos proletarios. Ahora cabe preguntarse sí la revolución informática, de una naturaleza totalmente distinta a la industrial, está fomentando su propia revolución social al crear toda suerte de simetrías/asimetrías.

Advierto que parto de un marco referencial es esquizoanalítico, no por mamila, sino porque estoy convencido en que es particularmente efectivo para entender la cuestión; después de todo, estamos hablando de empalmes entre máquinas técnicas y máquinas deseantes y Deleuze y Guattari (desde ahora D&G. ¡Sí! como Dolce & Gabbana) debrayaron en exceso sobre el asunto.

Volvamos la mirada a nuestro hipotético perverso tecnológico, podría ser cualquiera: un fanboy de Apple, un twiteador compulsivo, un fb stalker, un narciso tumblreador, un gamer, un blogger ¿por qué no? Todos conocemos a uno (¡Ja!). No vean a la persona, miren el ensamble/fábrica, la máquina orgánica-deseante empalmada en la máquina inorgánica técnica, deseando, produciendo. Las máquinas deseantes operan en la Red, no como prótesis, sino como extensiones muy reales de la misma consciencia, después de todo, ¿cuándo se ha visto que una prótesis modifique tan profundamente la psique de su usuario? Las interfases del Internet están embebidas ahora en nuestro campo cognoscitivo, hasta cierto punto, diseñadores de GUI (graphical user interface) están alterando ¿intencionalmente? la manera en cómo pensamos la Red y nuestro papel en ella. La maquinita internáutica deseante es encauzada a través de esta pléyade de consolas, viciosamente circulares donde puede reproducir e intensificar sus conductas neuróticas en la Red. Es capaz de reproducirlas porque una serie de compañías se han esforzado en integrar nuestra realidad capitalista a la Internet y Digo que puede intensificarlas porque en la Red casi no hay frenos y ¿cuándo ha conocido el ser humano la mesura si no hay nada que lo amarre? Mientras tanto, el Gran Hermano Google siempre observa, y también Mark Zuckerberg y en el proceso siempre nos quieren vender algo, pero no se preocupen; es probable que nos guste, nos conocen bien y se esfuerzan cada día por hacerlo mejor. De esta manera, el neurótico de día tiene todo a su disposición para convertirse en un perverso cibernético de noche (y de día y mientras maneja, cuando desayuna, cuando caga...), intensificando y reforzando su castración edípica en el espacio virtual, añadiendo un nivel más de artificialidad. El perverso se desplaza por el no-espacio de la Red, se extiende en múltiples direcciones (¿o soy el único que tiende a abusar de las tabs del explorador?), decide cuándo manifestarse y en qué forma. La términos psicoanalíticos fantasía/fantasma cobran toda una nueva dimensión en la era de la información. Tu novia te dejó: ve sus fotos en Fb y llora. Ansías la fama: sube videos anodinos a Youtube. Tienes complejo de inferioridad: juega a Dios con los Sims. Odias tu vida: desvívete en WoW. Te consideras un intelectual incomprendido: ¡bloggealo! Te sientes paranoico: baja esa aplicación para ver quién te bloqueo.... ¡Ah, no! ¡Es un virus!

A la maquinaria deseante capitalista le encanta todo esto, después de todo vive para hacer teatro. Encauza toda la producción deseante que no chupan las máquinas corporativas a una fantasía que las apacigua y castra. La así llamada web 2.0 representa la incorporación integral de la Red a la maquinaria capitalsita. No se trata de un cambio en la arquitectura, sino un nuevo modelo de negocio pensado para Internet. Los mercadólogos después de reventada la burbuja de las dot.com a principios de este siglo entendieron que si querían vender la Red tendrían que hacerlo por lo que realmente es y siempre ha sido, un espacio de producción-diseminación-consumo instantáneo. Lo único que hicieron fue forzar en él un modo de uso; acotarlo, dibujar una puerta, miles de puestos, y atascarlo todo con anuncios que miran todos tus pasos. Han puesto un límite al Internet, lo han convertido en una feria en donde en vez de liberarnos de lo que nos oprime, tenemos la opción de actuarlo una y otra vez ad nauseam y la verdad no podríamos estar más agradecidos: han hecho de Internet algo manejable y diveritdo como Edipo. La red es en realidad “vasta e infinita” y tanta libertad, nos asustaba. Los ingenieros en telecomunicaciones nos dieron una red hiperflexible hecha de máquinas fantásticas cortando, separando, pegando flujos binarios, haciendo conexiones por todos lados. Los chicos de marketing nos lo reempaquetaron como una 'serie de tubos' que funciona como escenario para un teatro representativo donde nosotros podemos ser el personaje principal ¡siempre! Y sí, George Orwell tenía razón, en parte, pero aquí no hay un gran gobierno fascista doblegándonos en sumisión, se trata de bonafide good ol' fashion capitalism. Nosotros compramos de buena gana los grilletes.

Nuestra perversa mente colectiva está de acuerdo con esta intensificación y el status quo también. La Internet, antes una tecnología fundamentalmente generativa y salvaje, es cada vez más estéril y dócil, las ventajas son obvias: en vez de picarnos los ojos tratando de averiguar qué hacer con esta ya-no-tan-nueva tecnología, tomamos la alternativa comercial luser-friendly que no sólo nos permite seguir con nuestra histeria habitual, sino acelerarla hasta velocidad de banda ancha.

Ahora, hay que preguntarnos las desventajas, es decir ¿de qué chingados me estoy quejando?¿Acaso no uso y abuso de Google, Fb, Youtube, Twitter, etc? Pues sí, el único pedo es que desperdiciar todo nuestro tiempo online así le está quitando el colmillo a la Internet. La revolución industrial trajo consigo la revolución proletaria (ahora al menos hay leyes laborales, salario mínimo, etc). La revolución informática parece estar estabilizándose y no llegó ni a la mitad de su potencial (claro ayudó a derrocar a un dictador en en Egipto, pero podría hacer mucho más). Si este es el futuro que augura la Humanidad 2.0, una intensificación a tasas logarítmicas de la náusea posmoderna, mejor me quedo en mi cueva.

Pero hay alternativas: múltiples devenires esquizoides, por así decirlo (no estoy tan de acuerdo con la connotación positiva que le dan D&G al término, pero bueno... ¿qué le hago?). Está en la naturaleza misma de la Internet y la cultura que la fundó. La Red en su comienzo era habitada principalmente por una raza de bricoleurs fascinantes: los así denominados hackers, esquizos de primera, contruyendo máquinas con código para que luego estas a su vez hablaran con máquinas físicas o generan sus propias máquinas. Sí D&G hubieran nacido en esta época habrían sido hackers no intelectuales. La Internet puede ser un espacio liberador, capas sobre capas de abstracción, un no-espacio para territorializar-desterritorializar a gusto y una herramienta revolucionaria no violenta. Si la respuesta proletaria a la opresión industrial fue destruir las máquinas, la respuesta clase mediera a la revolución informática debe ser la construcción de nuevas máquinas; máquinas que resignifiquen nuestro espacio social, que nos ayuden a entenderlo mejor, a cambiarlo, a hacerlo más abierto, libre y democrático. Ya di buenos ejemplos de iniciativas sobre esto en mi entrada anterior. No todos tenemos el tiempo y los recursos necesarios para descifrar el Internet capa por capa; no pretendo una sociedad de hackers, pero el ethos hacker va más allá de la simple programación. Eric S. Raymond (ESR pa los cyber-cuates), una de las principales figuras detrás del movimiento open source define la actitud hacker en cinco consignas:

  1. The world is full of fascinating problems waiting to be solved.
  2. No problem should ever have to be solved twice.
  3. Boredom and drudgery are evil.
  4. Freedom is good.
  5. Attitude is no substitute for competence.

Creo que las cinco son aplicables para cualquiera en cualquier profesión y seguirlas, además de desneurotizarnos un poco (y sólo un poco. No esperemos milagros), puede ayudarnos a generar un cambio deseado y necesitado en la sociedad. Yo me eduqué en las humanidades. Las computadoras de ninguna manera son mi fuerte; de hecho, tengo una tendencia a estropearlas en cuanto entro en contacto con ellas,pero estoy convencido de que si nosotros, lo preocupados por la cultura, las artes... y todo eso, no saltamos la brecha digital, la relevancia de nuestros comentarios será cada vez menor y nuestra facultad para entender lo propiamente humano se verá efectivamente desactualizada. Por eso, aunque no crea en la transhumanidad, si creo en la necesidad de un humanismo 2.0. Los humanistas debemos dejar de estar en pugna con las máquinas, darnos cuenta de que somos máquinas deseantes acopladas a una fábrica técnica y social para entonces tener sexo con robots por siempre, hasta el fin de los tiempos.



¡Esaes la singularidad y no chigaderas!

miércoles, 6 de abril de 2011

Sobre la posibilidad de una verdadera democracia en México, o de cómo la Internet sirve para algo más que ver fotos de tus exes en Facebook

En en el ensayo anterior además de echar pestes de lo que denomino 'centralismo mexicano' prometí que compartiría lo que yo creo que es una alternativa viable para salir del hoyo. Y bueno, aquí va....

En primer lugar hay que darnos cuenta que no estamos en el hoyo (¡Ey, al menos estamos mucho mejor que Somalia!). México es un país grande y con peso económico. En términos de PIB somos la economía número trece en el mundo US$ 874,809,714,008. Claro, si vemos el PIB per cápita (US$ 8.14 a precios actuales) entonces ya no nos va tan bien y nuestro GINI es vergonzoso, pero precisamente por ahí va la solución. Nuestro problema no tiene que ver con limitantes físicas. Gran parte de nuestro problema es cultural.

México históricamente ha sido regido por cacicazgos opresivos al punto en que la apatía ciudadana es algo firmemente enraizado en nuestra identidad nacional. Déspota tras déspota el pueblo mexicano se ha acostumbrado al papel de víctima. Hemos construido una imagen de nosotros mismos como impotentes ante el tirano. Esto no es gratis, por mucho tiempo fue nuestra realidad. Durante más de setenta años el PRI nos enseñó que disentir se pagaba con la vida, que nosotros los ciudadanos no podíamos aspirar a controlar nuestros propios destinos y que la única manera de ser políticamente activos era acoplándonos a su sistema monopartidista. En el 68 nuestros padres dijeron “ya basta!” y el gobierno les dio en toda su madre. Desde entonces aprendimos a quedarnos callados. La inercia para el cambio se logró gracias a una serie de reformas en nuestro sistema electoral, pero éstas, más que un triunfo del pueblo sobre el partido opresor, fueron un regalo de un disidente dentro del mismo monstruo; estoy hablando de Ernesto Zedillo (y si me preguntan el es el justo sucesor de Zaragoza en los billetes de a quinientos). A lo que voy es que nosotros no nos ganamos la democracia, se nos fue dada por las mismas contradicciones dentro del viejo sistema. Quiero hacer notar que esto último no quiere decir que no se luchó por ella, muchas personas lo dieron todo por la causa, pero el fin de la pugna democrática vino de manera sistémica, no revolucionaria.

El problema que surgió de este evento fue un pueblo que nació en la vida democrática sin una remota idea de cómo hacerla funcionar. Creímos que con tener votaciones libres todo iba a cambiar, pensábamos que elegir a nuestros gobernantes se traducía automáticamente en una suerte de emancipación y nueva libertad. Pero de la manera dura descubrimos que no importa a quién pongas, si no lo estás checando va a hacer lo que se le dé su rechingada gana, sea del partido que sea. Una verdadera democracia significa tener a los lideres de elección popular por los tanates obedeciendo los designios del pueblo.

La verdad es que, si nos vamos por esa definición, las democracias actuales tienen muy poco de democráticas. Miren a Estados Unidos, por ejemplo, el defensor más beligerante de la democracia en la arena internacional. Su democracia no es más que un vil show que chupa millones de dólares y es incapaz de traer verdaderos cambios. Obama no es más que un G.W. Bush menos agresivo y cínicamente estúpido (es cínicamente cool). Su país está gobernado por los banksters que tienen control absoluto sobre su política monetaria y su power elite que controla sus políticas públicas e internacionales en beneficio de sus intereses propios y lo mismo pasa más o menos en todas las democracias modernas. La realidad todo está en función del leverage real que la población puede tener en asuntos políticos.

En fin, estoy a punto de acabar este ensayo (si me extiendo más no lo leen) y nunca hable ni de la Internet, ni de Fb, ni de mis exes, pero la verdad es que ya casi estoy ahí y lo que quiero decir es bien sencillo. La Internet es el leverage que el pueblo necesita; representa algo muchísimo más revolucionario que el networking/stalking cibernético. ¡Vaya, es incluso más grande que los millones de TB de pornografía en la red! Es libertad ilimitada de información. Sus posibilidades van más allá de wikigate o la orquestación de golpes de estado en el África septentrional. En otros países ya existen tecnologías que buscan integrar la democracia a la revolución digital. Para informarse más del tema y conocer distitnas iniciativas a nivel global pueden, como cultura general, pueden leer el artículo en Wikipedia. También, pueden ver dos ejemplos buenísimos y concretos actualmente en acción en el Reino Unido: Where does my money go, sitio para checar en qué se gasta el gobierno los impuestos de los ciudadanos y They work for you, web para vigilar cuándo y cómo votan sus ministros (equivalente a nuestros queridísimos diputados y senadores). ¡Lo mejor de estas iniciativas es que son open source; es decir, el código del software utilizado para crear y mantener estos sitios es gratuito y puede ser modificado al gusto. Sí estás en eso de las TI y tienes una vena activista, ya tienes por dónde empezar. Lo que necesitamos es juntar masa crítica; sembrar consciencia para cimbrar al status quo.

THINK GLOBALLY ACT LOCALLY!
NOW!

miércoles, 23 de marzo de 2011

¿Qué es lo que jode a México?

¿Serán el narcotráfico y la violencia organizada, como nos quiere hacer creer el Felipillo remedo-de-presidente ese? En parte, pero más que un efecto es una causa. ¿Pobreza endémica? Otra vez, se trata de un efecto. ¿Falta de educación y oportunidades? En cierta forma, también son efectos; ¿Nuestra artera clase política? Evidentemente, pero también lo veo como un efecto y no una causa primigenia. De hecho, casi todos los factores sobresalientes a los que tendemos a apuntar el dedo cuando sale a flote esta pregunta pueden ser considerados como efectos. Claro que en la escalinata de la causalidad dichos efectos también se transforman en causas que retroalimentan positivamente al sistema y entonces tenemos lo que se llama un círculo vicioso.

Pero bueno, bueno, entonces qué ¿realmente hay una causa primigenia o estamos ante el eterno retorno de la mierda; una espiral infinita de jodidencia que no se crea ni se destruye solo se transforma? La causa primera debe ser necesariamente no una sino múltiples; no creo que haya un big bang de miseria mexicana. Pero por donde quiera que lo vea, si nos limitamos a cuestiones geopolíticas, todo cae en el mismo cantarito que se llama centralismo.

Contemplad! El abismo y el miasma! El tumor que ha consumido estas tierras desde tiempos prehispánicos; tan evidente y, a pesar de ello, tan tácito, tan disimulado hoy día. Se habla muy poco del centralismo mexicano y cuando se hace es siempre de pasada; como una hipérbole o un reprochillo a los evidentes privilegios que el Distrito Federal tiene frente a las demás entidades. Pero esto no es ninguna exageración o forma de hablar, es una realidad obscena, cínica. Vivimos en un país centralista que se trasviste de federación y la verdad es que ¡vaya drag-queen! ¡Si hasta sus tanates se le asoman impúdicos debajo de su minifalda constitucional! Hasta hace poco, este esperpento ni siquiera se preocupaba por fingir o afeminar la voz. Recuerdo que hace no tanto tiempo era típico escuchar en la TV: “Marque al XXX-XXXX o desde provincia al...”. Ahora este término ha sido reemplazado por “interior de la República”, que en apariencia es políticamente correcto, pero semánticamente incorrecto; un verdadero sinsentido. ¿Acaso el D.F. está en el exterior de esta república? ¿Qué pretenden decir? No me queda claro. No obstante, la expresión es útil pese a su incoherencia; cumple con el mismo propósito que la distinción centro / provincia pero sin detonar susceptibilidades, pues traza un borde, delimita una frontera y establece un flujo de poder. En el fondo, esto es una cuestión de hegemonía que mengua en potencia frente al a proliferación de discursos y producciones desde la periferia.

Durante los dos siglos de vida de este país, el Defectuoso ha sido su capital financiera, política y cultural. Por un tiempo también fue un importante lugar para el desarrollo industrial, pero eso hace rato que dejó de ser una realidad (se han movido al Edo. De México: sus terrenos feudales). Nuestros núcleos industriales y agropecuarios se sitúan en la periferia y son esos dos sectores los que realmente hacen crecer a un país, suben el PIB y dan alimento a la población. Lo demás es chaqueteo improductivo (léase: política) y regionalismo que se hace pasar por cultura general (el chilango intelectual snobista (no es que falten snobs en otros lados)). Y con respecto a las finanzas, un mal necesario en nuestra realidad capitalista, no tendrían por qué estar centralizadas cuando hay capacidad para transmitir terabytes en segundos a cualquier parte del planeta.

Nuestros problemas vienen en gran parte de ignorar esta realidad, de negarla abiertamente, de pensar que todo se reduce al centro y todo es en función de éste. Esto es una herencia del pensamiento político mexicano que, como ya he dicho, es más viejo que la nación misma. En la primaria me enseñaron que la historia de México se desarrolló como una lucha dialéctica entre centralistas conservadores y federales liberales. El libro de historia (era verde y tenía un imagen de Hidalgo pintada por Orozco. Esto da una pista de mi edad), claramente a favor del último grupo, concluía que al final los próceres liberales habían triunfado y su legado era esta gran nación democrática, republicana y federal (nótese que el PRI todavía regía cuando yo estaba en primaria). Lo de democrática se cuestionó ampliamente en su tiempo e incluso en las elecciones pasadas, pero creo que nadie hace enfatiza el problema del centralismo como es debido. La realidad es que el centralismo está firmemente ligada a la idiosincrasia de esta tierra. Llega Cortés y ¿qué encuentra? El gran cacicazgo de México-Tenochtitlan sobre los demás pueblos, ¿Qué impone? Un cacicazgo de otra nación también altamente centralizada. Esos años virreinales sirvieron para sentar una mentalidad dependiente; esa tan peculiar no-toma-de-decisiones a nivel local. Luego sigue un ir y venir de liberales y conservadores aderezado por unas cuatro intervenciones extranjeras (si mal no recuerdo). Luego el centralismo de Don Porfirio, que aunque hay quien argumenta que ha sido el mejor periodo en la historia de México, yo estoy convencido que fue él, precisamente, quien nos puso de pechito para el zafarrancho que patriótica y estúpidamente llamamos la Revolución Mexicana. Luego están los más de setenta años de centralización rampante del PRI y finalmente el cagoteo de los panaderos. En resumen jamás ha habido en México una verdadera cultura federal.

Habrá quien argumente que sí el centralismo ha sido la realidad de este país desde siempre, quizá es el único y el mejor escenario posible. Yo disiento. He aquí el porque: Cualquiera con conocimientos básicos de geografía sabe que estamos atrapados entre dos sierras monstruosas que dificultan la comunicación y hacen el control soberano del territorio complicado. El centralismo funciona bien en países pequeños como las islas caribeñas y evidentemente, ciudades-estado como Singapur. Sin embargo, no puedes esperar que un control centralizado genuinamente funcione en un país con casi dos millones de kilómetros cuadrados de territorio y 112 millones de habitantes. Lo único que se fomenta bajo este esquema es la proliferación de múltiples intersticios; puntos de disidencia donde el control central queda efectivamente abatido. Y ese es el escenario que tenemos hoy día. ¿Realmente qué proporción del territorio controla Fecal? Sólo el D.F y el Estado de México. ¿Dónde suelen atrapar a los peces gordos del narco? Justo cuando rondan esta área de influencia. ¿Dónde está la violencia rampante? En el norte y en el sur, particularmente en las fronteras; es decir, en todos lados menos el centro (y soy de la opinión que eso está a punto de cambiar).

Pero los políticos, gente muy brillante, no entienden de estas cosas. Sólo andan como mosquitas revoloteando en torno a la podredumbre del Defectuoso. Hasta los perros provincianos más bravos y hocicones como el Moreira se convierten en dóciles cachorritos con tal de tener un papel protagónico en las grandes ligas capitalinas. Después de todo “perro con hueso en la boca, ni ladra, ni muerde.” En el campo de visión de la política nacional sólo existen las entidades que tengan la clausula “ de México”, ¡cráneos privilegiados, les digo! Sí AMLO hubiese visto un poco más allá del Valle, es posible que fuese nuestro presidente (y todos estaríamos mejor.... jaja ¡se vale soñar, Amlito!).

Finalmente, la pobreza y falta de oportunidades en México tienen que ver precisamente con esta ceguera política. Por ejemplo; hay un abominable vacío en términos de desarrollo en el espacio rural del país. El narcotráfico es la respuesta a un campo abandonado por el gobierno central. Si el gobierno ni te pela y ves que la competencia en los mercados globales está ruda, por qué te vas a molestar con granos con rendimientos mediocres cuando hay cash crops mucho más rentables, con sólo el pequeño inconveniente de un asunto legal de por medio.

Mientras tanto, la población se sigue aglomerando entorno a tres ciudades que están al máximo de su capacidad. La misma Ciudad de México, en algún tiempo atractiva por sus subsidios (pagados a costa del resto de la nación), ahora empieza a colapsar bajo su propio peso ¿Realmente era necesario que se les acabara el agua para que se diesen cuenta del cagadero en el que se han metido?

Revisen un mapa de las carreteras de México. ¿Ahora entienden mi punto? Eso no es un corazón irrigando riqueza y bienestar al resto de los miembros del cuerpo nacional; es un tumor gigantesco que lleva más de doscientos años chupando las energías del resto del país.

Espero haber convencido al menos a algunos de mis lectores de mi argumento. ¿Ahora qué sigue ¿Debemos linchar a cualquier chilango que veamos? Por supuesto que no. Ellos no tienen la culpa. Las masas de gente se mueven de acuerdo a las fuerzas del mercado y cómo están las cosas o es el centro o es el Gabacho. Todo lo demás sufre por la falta de desarrollo. ¿Entonces es el Felipillo y sus secuaces? En parte. Su política “think locally, fuck globablly (or at least nation-wide)” no ayuda para nada. No obstante, el gobierno “federal” está lejos de ser el único culpable. A mi juicio los principales los culpables aquí son los ayuntamientos locales a nivel estatal y municipal. ¡He ahí a los verdaderos fariseos! Para ellos, sus entidades son plataformas para catapultarse a las grandes ligas defeñas. Esa es la agenda secreta de cualquier político con ambiciones y toda su toma de decisiones está en función de ella. Dicho de otra manera, toman decisiones locales pensando en el centro. Entonces los del centro están pensando en el centro y los de la periferia... ¡también! Y mientras tanto que se jodan las “provincias.”

He ahí pues nuestro gran problema en términos políticos. Se trata de un problema que va más allá de los actuales actores. Ellos son meras piezas (si bien mezquinas) que se mueven por inercia. En realidad estamos frente a un hecho sistémico que lleva perpetuándose por siglos. No obstante, soy de la opinión de que hay escapatoria. Las alternativas están a la vuelta de la esquina, pero de eso hablaré en la siguiente entrega. Por ahora creo que ya me he extendido demasiado.

¡Ahrg Bucaneros!

martes, 23 de noviembre de 2010

Memorias de 2009

Corría el verano de dos mil nueve y todos esperábamos alguna suerte de cataclismo; una serie de contracciones violentas que expulsaran a ese embrión petrificado, excusa de nación, en el que nos tocó vivir. Desgraciadamente nada pasó. Los políticos se cortaron las corbatas de manera que se aproximaran más a la longitud de sus penes, se abrazaron a ellos mismos y esperaron lo peor, pero nada pasó. En todo caso nosotros no sabíamos nada de eso en aquel punto. Las cigarras entonaban su canto monótono al punto de la alucinación. Una onza de buena hierba nos esperaba para celebrar el aparente apocalipsis y no pasó mucho tiempo antes que un porro encendido hiciera eco con el que fue posiblemente el ocaso más hermoso de ese año. Vic se aventó unos versos alados que, honestamente, no puedo recordar. Cúlpese a mi estado inconveniente; es bien sabido que la mota no favorece a la memoria, pero para hacerse a la mar es imprescindible quemar todo recuerdo. Uno definitivamente tiene que estar dispuesto a no volver. En fin, la epidemia que no fue estaba rampante, los políticos se cortaban las vergas, digo corbatas, las cigarras cantaban y tres amigos se congratulaban por haber llegado con vida al final de una era con un porro bien forjado pasado entre sus manos. Poco sabían que ese sería un final infinitamente lento, cómo esa tarde en el estupor del calor y la hierba quemada. 

El tronco del capitán

Con el huracán, la mierda se nos vino encima como un torrente impetuoso, de ahí que yo optase por hacerme a la mar y buscar al pirata. Siendo idea más que hombre, sabía que encontrarlo sería una tarea difícil. Su elusiva figura no se quedaba mucho tiempo en un mismo lugar. En cada puerto en que encallaba preguntaba por él, sólo para enterarme que en efecto ahí había llegado, pillado y ya se había marchado.
Si me preguntaran hoy día por qué lo buscaba, diría que por las mismas razones que Marlow quería acercarse Kurtz en Heart of Darkness. El hombre había lanzado una larga mirada al abismo y vio el horror que en éste yacía. Yo tenía que hacer lo mismo aunque implicara perderlo todo, perder la mente. Es la extraña seducción de las tinieblas. Siempre están ahí; nos llaman. Cualquiera que no esté lo suficientemente enajenado con esta marejada de mierda puede escucharlas. Se nos ofrecen desquiciantemente voluptuosas, pero pocos son capaces de mirarlas sin quedar completamente tostados. Tú sabes, cuando uno queda totalmente fuera de combate, perdido en su propia nube (purple haze). Totalmente desconectado de aquí. Quizá iluminado en un delirio exquisito, pero perdido; irrecuperable para el resto de la humanidad… como Kurtz. “¡El horror! ¡El horror!” Pero el pirata también había mirado a las profundidades y… había vuelto. Cabía esa posibilidad de tener un pie en este lado y el otro más allá; de mirar el coño de la misma existencia y volver. La posibilidad de no ser un pinche Orfeo tío. La clave está en no mirar atrás y confiar en tu respiración. Ella eventualmente te traerá de vuelta a tu cuerpo. Todos los que han estado allí coinciden en ello.
Esta es la bitácora de un bucanero, fraguado en un mar de químicos; alucinado entre alcaloides y terpenos diversos.