lunes, 11 de abril de 2011

De transhumanismo, tecno-perversiones y otras cosas



Quizá hay pocas cosas tan interesantes en el inconsciente colectivo actual como la idea de la 'Humanidad 2.0', la noción de que el género humano trascenderá a sí mismo al fusionarse con su tecnología. Este término tiene embebido en su misma escritura el fetiche de expansión tecnológica de nuestra sociedad; esa constante obsesión por actualizar. A menudo se habla de que vivimos en una era de obsolescencia planeada, pero esto es sólo a mitad del hecho, también es una realidad que nuestra época se mide en transcendencias artificialmente programadas. Sólo era cuestión de un poco de jaloneo ocioso antes de dormir para que el tecno-narciso aplicara la misma noción que envuelve a sus objetos a él mismo. También existen los términos transhumano y singlaridad (la referencia al evento conciso que marca el cambio de naturaleza) pero en esencia se trata de la misma cosa empaquetada en distintas maneras.

Entre quienes realmente creen en este fenómeno hay tendencias tanto utopistas como apocalípticas. Y a lo que mí respecta ambas partes se la están pirando. Lo que pretendo aquí, no es elucubrar sobre la eventual fusión entre el humano y su tecnología. El humano, por naturaleza, está fusionado a su tecnología; desde que agarró una piedra para partirle su madre a otro animal o, posiblemente, a otro humano y cada vez que se sube a un auto, aprieta un botón o jala una palanca. Lo que quiero hacer, más bien, es ahondar en la psicología del perverso tecnológico, darle una mirada crítica a su paraíso digital y ver que nos dice del estado actual de las cosas. Dicho de otra manera, lo que me preocupa aquí es la índole de la relación humano máquina; específicamente de los fenómenos de dominación social que ocurren en dicha interfase.

Quiero notar que este ejercicio en sí no es ocioso. Ya Marx estableció que el ser humano está determinado por su relación con los medios de producción. De esta manera, la revolución industrial es la irónica madre del marxismo y los movimientos proletarios. Ahora cabe preguntarse sí la revolución informática, de una naturaleza totalmente distinta a la industrial, está fomentando su propia revolución social al crear toda suerte de simetrías/asimetrías.

Advierto que parto de un marco referencial es esquizoanalítico, no por mamila, sino porque estoy convencido en que es particularmente efectivo para entender la cuestión; después de todo, estamos hablando de empalmes entre máquinas técnicas y máquinas deseantes y Deleuze y Guattari (desde ahora D&G. ¡Sí! como Dolce & Gabbana) debrayaron en exceso sobre el asunto.

Volvamos la mirada a nuestro hipotético perverso tecnológico, podría ser cualquiera: un fanboy de Apple, un twiteador compulsivo, un fb stalker, un narciso tumblreador, un gamer, un blogger ¿por qué no? Todos conocemos a uno (¡Ja!). No vean a la persona, miren el ensamble/fábrica, la máquina orgánica-deseante empalmada en la máquina inorgánica técnica, deseando, produciendo. Las máquinas deseantes operan en la Red, no como prótesis, sino como extensiones muy reales de la misma consciencia, después de todo, ¿cuándo se ha visto que una prótesis modifique tan profundamente la psique de su usuario? Las interfases del Internet están embebidas ahora en nuestro campo cognoscitivo, hasta cierto punto, diseñadores de GUI (graphical user interface) están alterando ¿intencionalmente? la manera en cómo pensamos la Red y nuestro papel en ella. La maquinita internáutica deseante es encauzada a través de esta pléyade de consolas, viciosamente circulares donde puede reproducir e intensificar sus conductas neuróticas en la Red. Es capaz de reproducirlas porque una serie de compañías se han esforzado en integrar nuestra realidad capitalista a la Internet y Digo que puede intensificarlas porque en la Red casi no hay frenos y ¿cuándo ha conocido el ser humano la mesura si no hay nada que lo amarre? Mientras tanto, el Gran Hermano Google siempre observa, y también Mark Zuckerberg y en el proceso siempre nos quieren vender algo, pero no se preocupen; es probable que nos guste, nos conocen bien y se esfuerzan cada día por hacerlo mejor. De esta manera, el neurótico de día tiene todo a su disposición para convertirse en un perverso cibernético de noche (y de día y mientras maneja, cuando desayuna, cuando caga...), intensificando y reforzando su castración edípica en el espacio virtual, añadiendo un nivel más de artificialidad. El perverso se desplaza por el no-espacio de la Red, se extiende en múltiples direcciones (¿o soy el único que tiende a abusar de las tabs del explorador?), decide cuándo manifestarse y en qué forma. La términos psicoanalíticos fantasía/fantasma cobran toda una nueva dimensión en la era de la información. Tu novia te dejó: ve sus fotos en Fb y llora. Ansías la fama: sube videos anodinos a Youtube. Tienes complejo de inferioridad: juega a Dios con los Sims. Odias tu vida: desvívete en WoW. Te consideras un intelectual incomprendido: ¡bloggealo! Te sientes paranoico: baja esa aplicación para ver quién te bloqueo.... ¡Ah, no! ¡Es un virus!

A la maquinaria deseante capitalista le encanta todo esto, después de todo vive para hacer teatro. Encauza toda la producción deseante que no chupan las máquinas corporativas a una fantasía que las apacigua y castra. La así llamada web 2.0 representa la incorporación integral de la Red a la maquinaria capitalsita. No se trata de un cambio en la arquitectura, sino un nuevo modelo de negocio pensado para Internet. Los mercadólogos después de reventada la burbuja de las dot.com a principios de este siglo entendieron que si querían vender la Red tendrían que hacerlo por lo que realmente es y siempre ha sido, un espacio de producción-diseminación-consumo instantáneo. Lo único que hicieron fue forzar en él un modo de uso; acotarlo, dibujar una puerta, miles de puestos, y atascarlo todo con anuncios que miran todos tus pasos. Han puesto un límite al Internet, lo han convertido en una feria en donde en vez de liberarnos de lo que nos oprime, tenemos la opción de actuarlo una y otra vez ad nauseam y la verdad no podríamos estar más agradecidos: han hecho de Internet algo manejable y diveritdo como Edipo. La red es en realidad “vasta e infinita” y tanta libertad, nos asustaba. Los ingenieros en telecomunicaciones nos dieron una red hiperflexible hecha de máquinas fantásticas cortando, separando, pegando flujos binarios, haciendo conexiones por todos lados. Los chicos de marketing nos lo reempaquetaron como una 'serie de tubos' que funciona como escenario para un teatro representativo donde nosotros podemos ser el personaje principal ¡siempre! Y sí, George Orwell tenía razón, en parte, pero aquí no hay un gran gobierno fascista doblegándonos en sumisión, se trata de bonafide good ol' fashion capitalism. Nosotros compramos de buena gana los grilletes.

Nuestra perversa mente colectiva está de acuerdo con esta intensificación y el status quo también. La Internet, antes una tecnología fundamentalmente generativa y salvaje, es cada vez más estéril y dócil, las ventajas son obvias: en vez de picarnos los ojos tratando de averiguar qué hacer con esta ya-no-tan-nueva tecnología, tomamos la alternativa comercial luser-friendly que no sólo nos permite seguir con nuestra histeria habitual, sino acelerarla hasta velocidad de banda ancha.

Ahora, hay que preguntarnos las desventajas, es decir ¿de qué chingados me estoy quejando?¿Acaso no uso y abuso de Google, Fb, Youtube, Twitter, etc? Pues sí, el único pedo es que desperdiciar todo nuestro tiempo online así le está quitando el colmillo a la Internet. La revolución industrial trajo consigo la revolución proletaria (ahora al menos hay leyes laborales, salario mínimo, etc). La revolución informática parece estar estabilizándose y no llegó ni a la mitad de su potencial (claro ayudó a derrocar a un dictador en en Egipto, pero podría hacer mucho más). Si este es el futuro que augura la Humanidad 2.0, una intensificación a tasas logarítmicas de la náusea posmoderna, mejor me quedo en mi cueva.

Pero hay alternativas: múltiples devenires esquizoides, por así decirlo (no estoy tan de acuerdo con la connotación positiva que le dan D&G al término, pero bueno... ¿qué le hago?). Está en la naturaleza misma de la Internet y la cultura que la fundó. La Red en su comienzo era habitada principalmente por una raza de bricoleurs fascinantes: los así denominados hackers, esquizos de primera, contruyendo máquinas con código para que luego estas a su vez hablaran con máquinas físicas o generan sus propias máquinas. Sí D&G hubieran nacido en esta época habrían sido hackers no intelectuales. La Internet puede ser un espacio liberador, capas sobre capas de abstracción, un no-espacio para territorializar-desterritorializar a gusto y una herramienta revolucionaria no violenta. Si la respuesta proletaria a la opresión industrial fue destruir las máquinas, la respuesta clase mediera a la revolución informática debe ser la construcción de nuevas máquinas; máquinas que resignifiquen nuestro espacio social, que nos ayuden a entenderlo mejor, a cambiarlo, a hacerlo más abierto, libre y democrático. Ya di buenos ejemplos de iniciativas sobre esto en mi entrada anterior. No todos tenemos el tiempo y los recursos necesarios para descifrar el Internet capa por capa; no pretendo una sociedad de hackers, pero el ethos hacker va más allá de la simple programación. Eric S. Raymond (ESR pa los cyber-cuates), una de las principales figuras detrás del movimiento open source define la actitud hacker en cinco consignas:

  1. The world is full of fascinating problems waiting to be solved.
  2. No problem should ever have to be solved twice.
  3. Boredom and drudgery are evil.
  4. Freedom is good.
  5. Attitude is no substitute for competence.

Creo que las cinco son aplicables para cualquiera en cualquier profesión y seguirlas, además de desneurotizarnos un poco (y sólo un poco. No esperemos milagros), puede ayudarnos a generar un cambio deseado y necesitado en la sociedad. Yo me eduqué en las humanidades. Las computadoras de ninguna manera son mi fuerte; de hecho, tengo una tendencia a estropearlas en cuanto entro en contacto con ellas,pero estoy convencido de que si nosotros, lo preocupados por la cultura, las artes... y todo eso, no saltamos la brecha digital, la relevancia de nuestros comentarios será cada vez menor y nuestra facultad para entender lo propiamente humano se verá efectivamente desactualizada. Por eso, aunque no crea en la transhumanidad, si creo en la necesidad de un humanismo 2.0. Los humanistas debemos dejar de estar en pugna con las máquinas, darnos cuenta de que somos máquinas deseantes acopladas a una fábrica técnica y social para entonces tener sexo con robots por siempre, hasta el fin de los tiempos.



¡Esaes la singularidad y no chigaderas!

miércoles, 6 de abril de 2011

Sobre la posibilidad de una verdadera democracia en México, o de cómo la Internet sirve para algo más que ver fotos de tus exes en Facebook

En en el ensayo anterior además de echar pestes de lo que denomino 'centralismo mexicano' prometí que compartiría lo que yo creo que es una alternativa viable para salir del hoyo. Y bueno, aquí va....

En primer lugar hay que darnos cuenta que no estamos en el hoyo (¡Ey, al menos estamos mucho mejor que Somalia!). México es un país grande y con peso económico. En términos de PIB somos la economía número trece en el mundo US$ 874,809,714,008. Claro, si vemos el PIB per cápita (US$ 8.14 a precios actuales) entonces ya no nos va tan bien y nuestro GINI es vergonzoso, pero precisamente por ahí va la solución. Nuestro problema no tiene que ver con limitantes físicas. Gran parte de nuestro problema es cultural.

México históricamente ha sido regido por cacicazgos opresivos al punto en que la apatía ciudadana es algo firmemente enraizado en nuestra identidad nacional. Déspota tras déspota el pueblo mexicano se ha acostumbrado al papel de víctima. Hemos construido una imagen de nosotros mismos como impotentes ante el tirano. Esto no es gratis, por mucho tiempo fue nuestra realidad. Durante más de setenta años el PRI nos enseñó que disentir se pagaba con la vida, que nosotros los ciudadanos no podíamos aspirar a controlar nuestros propios destinos y que la única manera de ser políticamente activos era acoplándonos a su sistema monopartidista. En el 68 nuestros padres dijeron “ya basta!” y el gobierno les dio en toda su madre. Desde entonces aprendimos a quedarnos callados. La inercia para el cambio se logró gracias a una serie de reformas en nuestro sistema electoral, pero éstas, más que un triunfo del pueblo sobre el partido opresor, fueron un regalo de un disidente dentro del mismo monstruo; estoy hablando de Ernesto Zedillo (y si me preguntan el es el justo sucesor de Zaragoza en los billetes de a quinientos). A lo que voy es que nosotros no nos ganamos la democracia, se nos fue dada por las mismas contradicciones dentro del viejo sistema. Quiero hacer notar que esto último no quiere decir que no se luchó por ella, muchas personas lo dieron todo por la causa, pero el fin de la pugna democrática vino de manera sistémica, no revolucionaria.

El problema que surgió de este evento fue un pueblo que nació en la vida democrática sin una remota idea de cómo hacerla funcionar. Creímos que con tener votaciones libres todo iba a cambiar, pensábamos que elegir a nuestros gobernantes se traducía automáticamente en una suerte de emancipación y nueva libertad. Pero de la manera dura descubrimos que no importa a quién pongas, si no lo estás checando va a hacer lo que se le dé su rechingada gana, sea del partido que sea. Una verdadera democracia significa tener a los lideres de elección popular por los tanates obedeciendo los designios del pueblo.

La verdad es que, si nos vamos por esa definición, las democracias actuales tienen muy poco de democráticas. Miren a Estados Unidos, por ejemplo, el defensor más beligerante de la democracia en la arena internacional. Su democracia no es más que un vil show que chupa millones de dólares y es incapaz de traer verdaderos cambios. Obama no es más que un G.W. Bush menos agresivo y cínicamente estúpido (es cínicamente cool). Su país está gobernado por los banksters que tienen control absoluto sobre su política monetaria y su power elite que controla sus políticas públicas e internacionales en beneficio de sus intereses propios y lo mismo pasa más o menos en todas las democracias modernas. La realidad todo está en función del leverage real que la población puede tener en asuntos políticos.

En fin, estoy a punto de acabar este ensayo (si me extiendo más no lo leen) y nunca hable ni de la Internet, ni de Fb, ni de mis exes, pero la verdad es que ya casi estoy ahí y lo que quiero decir es bien sencillo. La Internet es el leverage que el pueblo necesita; representa algo muchísimo más revolucionario que el networking/stalking cibernético. ¡Vaya, es incluso más grande que los millones de TB de pornografía en la red! Es libertad ilimitada de información. Sus posibilidades van más allá de wikigate o la orquestación de golpes de estado en el África septentrional. En otros países ya existen tecnologías que buscan integrar la democracia a la revolución digital. Para informarse más del tema y conocer distitnas iniciativas a nivel global pueden, como cultura general, pueden leer el artículo en Wikipedia. También, pueden ver dos ejemplos buenísimos y concretos actualmente en acción en el Reino Unido: Where does my money go, sitio para checar en qué se gasta el gobierno los impuestos de los ciudadanos y They work for you, web para vigilar cuándo y cómo votan sus ministros (equivalente a nuestros queridísimos diputados y senadores). ¡Lo mejor de estas iniciativas es que son open source; es decir, el código del software utilizado para crear y mantener estos sitios es gratuito y puede ser modificado al gusto. Sí estás en eso de las TI y tienes una vena activista, ya tienes por dónde empezar. Lo que necesitamos es juntar masa crítica; sembrar consciencia para cimbrar al status quo.

THINK GLOBALLY ACT LOCALLY!
NOW!